La sentencia señala que los hechos ocurrieron en la pedanía murciana de Sangonera la Seca el 11 de mayo de 2003 en el transcurso de una celebración familiar en la que se utilizó un vehículo todoterreno que estaba retirado de la circulación y al que se le había colocado una plataforma para que sirviera como carroza.
Durante un paseo, el vehículo volcó, y uno de los acusados, R.M., que viajaba sobre la plataforma, quedó atrapado, lo que le causó tan graves heridas que tuvieron que amputarle la pierna derecha por encima de la rodilla.
Según la sala, tras producirse el percance, el también acusado A.C., abogado de profesión y amigo del anterior, y el tercer denunciado, G.R., "se concertaron" con el herido "para crear la apariencia de que el accidente había sobrevenido de modo distinto a lo verdaderamente ocurrido".
Intentaron aparentar que el suceso se había producido por el atropello de R.M. por un camión y semirremolque propiedad de G.R., quien dio parte a su compañía, Groupama Plus Ultra, aseguradora que pagó 50.000 euros al accidentado, 7.500 al hospital Virgen de la Arrixaca, de Murcia, por la asistencia prestada, y 25.300 a una empresa de ortopedia por la pierna artificial.
La estafa fue descubierta con la investigación llevada a cabo por un detective privado, quien, al conectar con vecinos de la zona, fue informado de la realidad de los hechos, por lo que R.M tuvo que devolver el dinero recibido.
"El muñidor de la trama -dice la Audiencia- fue A.C., cuya cualificada formación le permite comenzar a fraguarla en el centro hospitalario" donde estaba ingresado el herido.
La sentencia condena a cada uno de los acusados a tres meses de multa, con cuotas diarias que van de 2 a 6 euros, por un delito de simulación de delito, y a un año de prisión y a multa de tres meses por un delito de estafa.
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