Mil familias contratan cada año un detective para que vigile a su hijo

En los últimos dos años, los servicios de los detectives privados para vigilar las andanzas de los menores en sus salidas diarias y, especialmente, de fines de semana han aumentado un 40 por ciento

Según los cálculos que ellos manejan, más de mil familias madrileñas solicitan cada año los servicios de un detective privado para tener constancia de lo que hacen sus hijos, en su mayoría menores de edad, cuando salen por la puerta de su casa. Los padres, dicen en la Comisión Gestora, son conscientes de los peligros que hay en la calle y en la noche madrileña.

 

En ocasiones, las familias no tienen ningún motivo de sospecha sobre los momentos de ocio de sus hijos menores pero, con todo y con ello, se quedan más tranquilos cuando el detective hace un seguimiento del menor y presenta un informe detallado de los pasos que ha dado el muchacho o la muchacha. Si, como ocurre en demasiados casos, los padres intuyen que sus hijos pueden tener contactos con las drogas o con el alcohol, el informe del detective lo único que hace es confirmar esa sospecha para que la familia pueda, después, poner las medidas correctoras necesarias.

«Amistades peligrosas»

Los pasos que se dan en este tipo de seguimiento son lógicos: se vigila al menor desde que sale de casa. Se comprueba que va con sus amigos habituales o no, si tiene «amistades peligrosas» nuevas o desconocidas para los padres, los lugares -bares, discotecas, un pub-donde se consuman estupefacientes o despachen alcohol a menores. Incluso la conclusión final puede ser tan simple pero tan concluyente de que el chico o la chica son asiduos a los botellones.

Infidelidades y malos tratos

De momento, el seguimiento a menores entra dentro de ese 20 por ciento de los casos que llevan los detectives y que se corresponden con el ámbito familiar. Aquí también entran los servicios para «espiar» supuestas infidelidades, cumplimiento de órdenes de alejamiento y otro tipo de cuestiones relacionadas con los malos tratos y la violencia de género.

Hay otro 40 por ciento de servicios para los que se contrata a un detective que pertenecen al ámbito empresarial y económico: desde las investigaciones sobre bienes y solvencia económica al control de ejecutivos, fugas de información, piratería y falsificación de marcas, por poner algunos ejemplos.

El 40 por ciento restante de los casos para los que, habitualmente, se contrata a un detective privado tiene que ver con el ámbito laboral. Aquí entrarían las bajas fingidas, la competencia desleal, los fraudes a las compañías de seguros, bajas en las mutuas patronales y, en general, todos los casos relacionados con este tipo de «picaresca». «Si hay dudas de una persona que está de baja o cobra pensión por una cojera, que nadie dude que nosotros descubrimos si cojea o no. Siempre le pillamos», asegura Julio Gutiez.

Los resultados de los servicios prestados por los detectives privados de Madrid son aplastantes: «Resolvemos más del 90 por ciento de los casos; es decir, obtenemos la verdad de lo que se nos solicita», apunta Gutiez.

«Garbanzos negros»

En Madrid se cuenta con 450 licencias de detective privado, lo que significa que hay ese mismo número de profesionales. Sin embargo, y dada la ambigua legislación que existe en torno a este trabajo, la cifra de intrusismo en el sector sobrepasa el 20 por ciento.

«Es un porcentaje que nos preocupa porque nos duele que llegue cualquiera, coloque su «chiringuito» y funcione sin más como una agencia de detectives. Nosotros tenemos una formación universitaria y muchos requisitos que pasar para obtener la licencia. Nos molestan los «garbanzos negros», los que se hacen pasar por profesionales y no lo son», aclara el presidente de la Comisión Gestora del colegio madrileño.

Un detective tiene formación universitaria. Ha de pasar tres cursos de carrera en un instituto de Criminología, centros que dependen de las facultades de Derecho. Con el título de Investigación Privada en la mano, el detective tiene que solicitar la licencia profesional -Tarjeta de Identificación Profesional (TIP)- que expide el Ministerio del Interior. Además, se exige no tener antecedentes penales y pasar un duro test psicotécnico. Este sector se rige, hoy, por la Ley de Seguridad Privada, en vigor desde hace quince años y que, al parecer, no se ha actualizado ni se ha adaptado a los cambios y necesidades de la profesión.

Principal reivindicación

Pese a todo, la principal reivindicación de los profesionales madrileños es la creación del detective privado de oficio gratuito. «Queremos -dice Gutiez- contar con esta figura porque hay muchas personas sin recursos que no pueden acceder a nuestros servicios. Creemos que el detective de oficio podría funcionar dentro del Colegio Oficial, que tampoco tenemos todavía. Sería algo muy similar a lo que ocurre con los abogados de oficio».

«Mucha gente -añade-nos necesita pero no lo puede pagar. Imaginemos una separación o un divorcio. La mujer necesita saber lo que gana su cónyuge a la hora de fijar la pensión alimenticia para sus hijos y puede darse el caso de que el marido tenga ingresos que no declara. Al final, obtenemos pruebas que son necesarias para cualquier pleito».

Pruebas para el juzgado

También son muy necesarios los detectives privados de oficio -cuyos servicios serían gratuitos, claro está- en casos de órdenes de alejamiento. «Hoy, muchas mujeres contratan nuestros servicios porque tienen el miedo en el cuerpo y quieren comprobar que la orden se cumpla por parte del maltratador. Nosotros comprobamos si el hombre merodea por los alrededores de la mujer, si la busca o si la espera... Aportamos un seguimiento con pruebas videográficas que van a los juzgados. Las Fuerzas de Seguridad no dan abasto», señala Gutiez. Los detectives de oficio gratuitos podrían intervenir, además, en conflictos de ámbito laboral: «mobbing» y despidos improcedentes.

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